“Queridos hijos, hoy, en este día de gracia, de manera especial, los invito a abrir sus corazones y pedirle a Jesús que fortalezca su fe. Hijitos, por medio de la oración con el corazón, de la fe y las obras, ustedes sabrán lo que significa vivir una verdadera vida cristiana. A menudo, hijitos, su vida y sus corazones son abrumados por la oscuridad, el dolor y las cruces. No vacilen en la fe preguntándose el porqué, toda vez que piensan que están solos y abandonados, más bien abran sus corazones, oren y crean firmemente; entonces su corazón sentirá la cercanía de Dios y que Él nunca los abandona y en cada momento está cerca de ustedes. A través de la oración y de la fe Dios responderá a cada uno de sus porqués y convertirá en luz todos sus dolores, oscuridades y cruces. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”